Claudio Araya Sotomayor

Estoy aprendiéndo a usar la página...a alguien se le ocurrió modernizarme...

Saturday, August 26, 2006

CARTA A MI PRIMA HERMANA PÍA

Miércoles; 23 de agosto del 2006
Mi querida Prima;

Agradezco los buenos deseos y energías que me envías. Es muy cierto lo que me dices; el realizar cambios en la vida te permite el replantearse una estructura que, si bien ha logrado mantenerte equilibrado, hay que buscar nuevos desafíos para sentir que se avanza en la escalera de la vida. Y esto, lo que tu me dices, también me hace mucho sentido en el plano personal. Mi abuela tuvo una vejez muy rica y acompañada, y esto se debió, básicamente, a que siempre estuvo acompañada de sus sueños y proyectos personales. Ella ha sido una muy buena escuela para mí.

Sin ir más lejos, tus palabras me hicieron recordar y meditar sobre el día que di mi examen para titularme de psicólogo. Por años estudié y trabajé. Trabajaba de día y en la noche estudiaba, ya sea teatro (el que fue un periodo muy enriquecedor en mi vida) o psicología, lo que hacía que siempre estuviese ocupado y en ambas tenía proyectos que me hacían seguir adelante y con mucha alegría. Además lo pasaba en extremo bien, con una vida social muy rica e intensa. Pero el día del examen, cuando salí con el título en la mano, ya titulado como psicólogo, fui a agradecerle a mi Santa Rita de Casia (ironía, dejé de abrazar a la iglesia católica pero soy muy devoto de mi santa como intermediaria de Dios); cuando salí de aquella iglesia me dio una tremenda pena, caminé muchas cuadras llorando hacia mi departamento, observé que había llegado al término de un proyecto que me dio fuerzas para enfrentar y pararme siempre frente a situaciones complejas y seguir hacia adelante, ya más nada había ni sentía que me motivara. Realmente fue un periodo muy duro para mí, todos me felicitaban y veían mi futuro esplendoroso y yo…no veía nada. El negocio jamás me ha gustado, lo he llevado a cabo solo para vivir con una calidad de vida adecuada a lo que estoy acostumbrado que, a diferencia de lo piensan muchos, es bastante austera y económica. Siempre me he reído mucho que, por actitud pareciera representativo del grupo ABC1 y la verdad es que soy del Zzz1. Pero me agrada que mis amigos no se agoten de demostrarme sus afectos fortaleciendo áreas que para mí son muy importantes, como el valor que le doy a la solidaridad y a la compasión. Y es aquí donde pude repuntar de esa pena tan grande que te mencioné. Pude ver en la psicología un canal de sanación donde, en la medida que iba asistiendo a mis pares con vih (+), fui sintiendo una gran alegría al observar que ellos se iban sanando mentalmente de esa enfermedad estigmatizadora que es el SIDA y yo sentirme parte activa de ese proceso. Sé que me puedes llegar a entender que, ahora, encuentro un real sentido a todo lo ocurrido desde el enero del 2002 lo que me ha permitido concluir una incipiente crisis existencial propia. Por tal razón valoro y agradezco todo lo sucedido y que “mi destino” me ha otorgado.

Con respecto a mi carrera de psicología, como en su día creo te conté, surgió de los extenuantes trabajos de emoción a través de las técnicas de Stanislawky, aplicadas por mi profesor de teatro. De ahí surgió la curiosidad por la psicología que, posteriormente, fue tomando formas más profundas y significativas para mí. La psicología permitió trabajar mi parte femenina, refiriéndome a la sensibilidad y empatía, y desde esa perspectiva poder relacionarme con el mundo. Tal situación se dio naturalmente, y las herramientas psicológicas me han permitido ordenar y entender éste proceso. Nunca me plantee la psicología con fines lucrativos, eso lo pretendo en mi negocio de las alfombras y los pisos. Mi profesión me la formulé desde una perspectiva personal que fue variando en el tiempo hasta encontrar el justo equilibrio de mis dos mundos: la necesidad de sobrevivencia y la necesidad de ayudar al otro. Si me preguntas hoy cómo me siento, te respondería que me encuentro en un estado de felicidad y ansioso de llevar a cabo los proyectos que tengo en mente. Un beso para ti, y mis recuerdos a Roberto y a los niños.

Tu primo Claudio

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