ANÁLISIS PROPIO SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD
Analizando un texto sobre homosexualidad, titulado Margaynalidad (Muñoz, M.; 1987) que me envió hace ya bastantes años el Psicólogo Mariano Muñoz, ha vuelto a tener para mí, considerando los cambios políticos actuales, un sentido de análisis. La definición de homosexualidad en nuestra sociedad, y desde la perspectiva del ciudadano común, devienen los adjetivo de pervertido, anormal, maricón, pederasta hasta gay, lesbianas y otros menos insultantes pero igualmente ofensivos. Todos ellos denotan un rechazo social fuerte pero con una necesidad mórbida de escudriñar sobre ese mundo privado que resulta tan misterioso, a la vez que atractivo, para muchos. Se sostiene que la homosexualidad es antinatural. En este punto, coincidiendo con Mariano, creo que efectivamente lo es, al igual que lo es todo el orden organizacional de nuestra sociedad construida por nosotros, los que la habitamos y determinamos. Desde la perspectiva del histórico-social la conducta humana es la conclusión de muchas transformaciones y por tal razón no podemos reprender, de manera tan simplista, de antinatural una situación que tiene más de expresión liberadora del sujeto frente a una sociedad represora. De igual manera, si consideramos la homosexualidad como un aprendizaje, siendo éste producto de la interacción hombre-medio ambiente, entonces predomina lo histórico-social como patrón moldeador de lo biológico natural. Obviamente el homosexual es rechazado por nuestra sociedad, la que esta construida y normada, para que solo pueda ser habitada por fálicos-narcisistas. Por tal razón el homosexual resulta ser un agresor inconsciente para esta sociedad moralista, cuyos mecanismos defensivos buscan perpetuar, a través de código morales religiosos cargados de cinismos, una marginación crónica del individuo homosexual, al que solo se puede aceptar si éste asume el ascetismo como conducta a perpetuidad. Asumiendo lo planteado por Mariano en su texto, que la persona homosexual se va haciendo en su historia, puesto que no nace consolidada y el destino de su desviación, respecto a la norma, varía de acuerdo al signo de los tiempos. Frente a ello puedo afirmar, entonces, que la sociedad actual sostiene y eterniza un modelo que lleva hacia un decadentismo social crónico al generar relaciones interpersonales insatisfactorias y donde se perpetúa el rechazo, la discriminación y la intolerancia. Desde la perspectiva científica, éste permite plantear que la sexualidad es un continuo que no esta reducido, ni psicológica ni biológicamente, a lo masculino o femenino. Siendo éstos constructos hipotéticos para procurar una forma en cuyo centro se permite que exista la variación de la bisexualidad. Por lo expuesto, y por la experiencia de asistir como psicólogo, a personas que desean “salir del clóset” hago propio lo planteado por Mariano en su texto “Margaynalidad”, donde dice “…esta es la carga afectiva que sobrellevo cuando trato a un invertido o una lesbiana: una mezcla de admiración por lo solitario de su lucha, dolor por lo inmenso de su soledad, solidaridad por lo subversivo de su emancipación y cercanía por lo humano de su miedo. Y casi no me di cuenta que al describir a este subversivo sexual en su lucha, su soledad, su emancipación y su miedo, he descrito el carácter o las circunstancias humanas de un verdadero revolucionario. Y el homosexual asumido, hombre o mujer, lo es. Al aceptarse a sí propios, realizan la revolución en ellos mismos, con lucidez, desprendimiento, sufrimiento y libertad.” |